Bienvenida de la Dra. Sonnia Valcárcel Lima
Presidenta y Fundadora

Nos es grato saludarlos y fundamentar porque se crea el Consejo de Juventudes Nacionales en el año de 1990, como una organización civil cuyo único capital es el CAPITAL HUMANO, y fue a consecuencia de una serie de hechos que obligaron a comprender a esta parte de la sociedad que históricamente es discriminada y apartada de su derecho natural de participación….LOS JOVENES.

Mi experiencia data cuando en la práctica del derecho tuve la oportunidad de ver un joven de 18 años en el penal “el Sexto”, que era llevado de emergencia por los custodios del orden pues había sido víctima de violación dentro del mismo penal, acto cometido por otro reo y donde solo clamaba justicia conjuntamente con el dolor físico al que había sido sometido. Esta situación me llevó al hospital que fue derivado, pues sus gritos y lamentos eran poco frecuentes en centros de rehabilitación. El diagnostico fue: signos de coito contranatura reciente y con introducción de un objeto. Presencia de desgarro reciente y rotura de la mucosa anal, con presencia de signos vitales perilesionales hemorragia y presencia de espasmo anal por dolor y otras lesiones, en pocas palabras una violación brutal.

Al indagar confirmé que no tenía defensa alguna, así que solicité se me permitiera hablar con él, me indicó que era natural de Puno y había venido a Lima a casa de un familiar para seguir estudios superiores pues en su lugar de origen no habían centros para su superación. Una noche con otros jóvenes para socializar, en la esquina de su casa aparecieron unos policías efectuando una “batida” , los demás jóvenes que estaban con él corrieron fugándose por la presencia de las fuerzas del orden, él me indicó que no teniendo nada que temer no corrió como los otros, pero no tenía a la mano su documento de identidad, entonces lo llevaron a la comisaría y determinaron que era un vago y con posible causa de fomentar el desorden, su desconcierto era porque consideraba que no había hecho nada irregular y que verdaderamente era una injusticia que estuviera en una cárcel con reos ya sentenciados, delincuentes y maleantes.

Al presentarme como su defensora me manifestó lo injusto de lo ocurrido porque el hombre que lo que lo violó era un tipo de gran historial delictivo, dos veces más grande que él, y a él solo lo habían detenido por no tener papeles. Muy reflexivo me indicó que con esto que le había pasado ya no podía regresar a su casa pues ya no era ni hombre ni nada. Me aboqué a encontrar a su familia y la traje para poder darle el soporte emocional que requería en esta traumatizante experiencia. La entrevista con el ser que más quería fue determinante para lo que hizo posteriormente, su madre estaba avergonzada por lo que lo que le había pasado, solo le increpaba lo que él podía haber hecho porque “la policía” no era loca y no podía haber actuado así, y su gestora le reclamó por el dinero que habían tenido que juntar para que él estudiara en la capital, le increpó que ellos iban a estar dañados socialmente por “su culpa” y ¿que iban a ser de ellos (su familia) ante esta situación? porque ellos también iban a estar manchados. Le expliqué la situación e insistí que comprendiera que no era su culpa, pero la madre se retiró del recinto sin una palabra de apoyo o compasión por todos lo sucedido. Así que este joven entró en la más profunda de las decepciones pues si su madre pensaba así que iba a ser de él.

Mi insistencia de darle un aliciente pues era joven y podía tener más oportunidades e insistiendo que no permitiera que lo ocurrido destruyera su vida, pero su reflexión movió todas mis entrañas, era uno de los miles de provincianos que vienen a la capital a ser mejores personas, era llevado por las circunstancias a situaciones extremas. Su reflexión contrastaba en lo real donde involucraba a cada uno de nosotros, la sociedad que no tiene leyes ni normas que protejan a los jóvenes de estas situaciones tan difíciles, con agravio y humillación por la misma autoridad que se suponía debía cuidar su integridad. En lo personal me dejó sin armas pues tenía dos jóvenes hijos adolescentes y podía pasarle a cualquiera de ellos los abusos y maltratos recibidos como él me contó, pues como cualquier padre y madre trabajaba para darles lo mejor a mis hijos y muchas veces los que buscamos es darles una mejor situación y bienestar.

Ya de regreso a la cárcel comprobó que aquel que lo violó seguía como si nada hubiera pasado, entonces, tomó venganza de lo que creyó único y valedero en su vida: su honor; construyó un arma y le dio muerte al violador para luego quitarse la vida. Solo tenía 18 años, un joven provinciano, con una gran ilusión de ser alguien mejor para regresar a su pueblo y ayudar a su familia.

Esta historia caló en mi alma, me conmovió y me impresionó tanto que durante muchos días solo recordaba la imagen de este joven sin creer en nada, humillado y abatido por la vida y por los hechos que tuvo que pasar injustamente. Así es como decidí hacer algo que cambió mi vida, crear un lugar para resarcir los derechos de los jóvenes.

Creo firmemente que tenemos que ayudarlos, tenemos una deuda con los jóvenes, hemos hecho muy poco o nada por ellos y es momento de hacerlo solo con la voluntad de cambiar, con solidaridad y desprendimiento, ellos van a tomar la posta de una nueva sociedad. Reconozco que los niños son el futuro y que requieren de una atención importante, pero ¿qué hay de los jóvenes? ellos son el presente, son los que pueden realmente cambiar la sociedad, son los futuros padres que van a formar nuevas generaciones… Desde 1990 hasta hoy hemos iniciado y concluido favorablemente muchas luchas contra este primitivo sistema de indiferencia y violencia (porque la indiferencia también es una forma de violencia) hemos logrado contribuir a cambiar los programas sociales, hemos gestados leyes para beneficiar a este grupo social productivo, hemos sido los pioneros en estar firmes contra la violencia desde 1998, trabajamos para que los jóvenes sean mejores, ellos son lúcidos ante una realidad social y quieren lograr su participación dentro estos cambios.

Bienvenidos al Consejo de Juventudes Nacionales no solo somos una organización, somos quienes creemos y apostamos por los jóvenes de nuestro país.

Con cariño,
Dra. Sonnia Valcárcel Lima
Presidenta